martes, 26 de noviembre de 2013

Análisis: "La escalera de Odessa" de El acorazado Potemkin (1925) de Sergéi M. Eisenstein

          Por Jorge Tirapu Sola
         


Cartel cinematográfico de El acorazado Potemkin
       Se trata de uno de los cinco episodios en los que el cineasta soviético Serguéi M. Eisenstein divide la película El Acorazado Potmekin, basada en los hechos reales que tuvieron lugar en el puerto ucraniano de Odessa en  junio de 1905. Si bien existieron varias manifestaciones y represión contra los manifestantes en Odessa, la matanza es una ficción creada por Eisenstein contra el zar. La escena, que representa el momento cumbre de la película, está considerada como una obra maestra de la historia cinematográfica. En ella el cineasta soviético traslada el dramatismo de la tragedia a través de un guión estructurado con rigor matemático en el que juega con el contraste de planos, los movimientos de cámara para transmitir el dramatismo de la acción. Todo ello culminado con una combinación final magistral en un montaje en el que, además de las imágenes, la música adquiere un importante papel y ejerce de hilo conductor. Y lo hace a través de una secuencia dinámica de contrastes que alterna planos detalle, primeros planos o planos generales.  En la escena los cosacos, que descienden inmisericordes por la imponente escalinata,  disparan contra el pueblo inocente para acabar con el apoyo a los rebeldes. A lo largo de la secuencia se recogen varios momentos de gran intensidad emocional como la madre que asciende por las escaleras en busca de su hijo malherido pidiendo clemencia y que finalmente es tiroteada o la madre que es alcanzada por una bala mientras corre con un coche de bebé que rodará escaleras abajo. Son sólo dos ejemplos de un fragmento que convierte una secuencia dinámica, con imágenes desgarradoras por su dramatismo, en una experiencia emocional que no deja indiferente al espectador.
El cineasta Sergéi Mikhailovitch Eisenstein
            
Tipos de plano
          A lo largo de la escena Sergéi Eisenstein hace uso de todo tipo de planos combinándolos con una destreza magistral para trasladar una sensación de dramatismo inigualable. Empleará planos panorámicos con los que muestra una visión general del escenario donde transcurre la acción, en la escalinata de Odessa, junto al puerto y con el Palacio de Gobernación coronando el paisaje. El cineasta soviético hace uso de este tipo de planos para mostrar el avance imponente del ejercito o para mostrar la huida desesperada y caótica de las personas ante tal magnicidio.
    Los planos generales  son también muy abundantes y sirven para mostrar al espectador las vicisitudes que atraviesan buena parte de las personas que intervienen en la acción. Al tratarse de una película coral no hay un personaje que predomine sobre el resto si bien Eisenstein focaliza el interés en determinadas personas para escenificar más si cabe la crueldad de los hechos y el dramatismo de la acción. Es el caso de la madre que asciende la escalera con su hijo malherido, el propio niño ensangrentado, la señora con las gafas que observa horrorizada la masacre o, en la parte final del fragmento, la madre tiroteada y el niño en el carrito que cae escaleras abajo. A lo largo de esta escenificación el cineasta soviético combina planos generales largos -en los que predomina el escenario- con cortos en los que la situación que atraviesan los ciudadanos inocentes en su huida queda reflejada. Vemos entonces personas con limitaciones físicas –tullidos que bajan las escaleras a toda prisa- o individuos de diferentes clases sociales -baja, media y alta-que huyen despavoridos ante tal matanza. Eisenstein contrapone, con diferentes planos, la debilidad de la madre inerme ante el avance de los soldados y la pétrea insensibilidad de los soldados  en su descenso. Situaciones que  representa con una sucesión de planos contraste que combina  detalles concretos con una visión generalizada de la situación. Con los planos generales muestra a su vez el descenso caótico.
       
Plano General Largo de la secuencia de "La escalera de Odessa"
    Las imágenes y su crueldad hablan por sí mismas. En este sentido el autor hace uso, durante buena parte del relato, de planos que muestran la expresión de los sujetos encuadrados. Primeros planos que nos muestran el horror y la desesperación de las madres que gritan  por lo ocurrido, aunque no lo oímos porque se trata de una película muda, el dolor del niño pisoteado, la mujer con las gafas rotas que no sale de su asombro. Debido a la necesidad de resaltar la expresividad y el dramatismo de lo que acontece el director soviético emplea también otras variantes como el Gran Primer Plano para encuadrar los ojos o la boca, como elementos más expresivos. Por ejemplo el niño herido y ensangrentado que tras ser pisoteado grita desesperadamente a su madre o las mujeres que se llevan las manos a la cabeza con el rostro desencajado. Un plano expresivo que remarca más todavía la acción. Imágenes cargadas de expresividad que se combinan, jugando con el contraste de planos cortos, medios y largos, junto con primerísimos primeros planos que muestran los gritos de terror que salen de sus bocas o la desolación y el miedo que transmiten sus ojos desencajados.
         Tipo de montaje
     El descenso de “La Escalera de Odessa” en El Acorazado Potemkin adquiere un valor simbólico inigualable teniendo en cuenta un estilo de montaje muy en la  línea de su autor. Eisenstein, tal y como demuestra en esta secuencia, propone una definición del montaje inspirándose en la música, algo trascendental cuando se trata de una película muda en la que se consigue un gran dramatismo gracias a la ambientación musical, que ejerce de hilo conductor, y a la sucesión de imágenes. 
         
Plano General Corto
    La técnica y el estilo de Sergéi M. Eisenstein, alternando planos muy cortos con vistas casi generales, le dota de una gran expresividad que el autor acompaña además con el montaje musical. El dramatismo de las imágenes está perfectamente acompasado con un montaje musical que remarca la tensión con precisión milimétrica. Expectante al principio cuando no se conoce cómo van avanzar los acontecimientos y más intensa, dramática y caótica  cuando comienza la intervención militar y los ciudadanos emprenden la huida. La música va “in crescendo” cuando los acontecimientos adquieren su mayor dramatismo o se convierte en más pausada cuando un grupo de personas intenta pedir a los soldados que desistan y cesen la masacre.  Eisenstein también hace un parón musical en un momento, remarcando el silencio,  a la espera de la decisión de los soldados. Cuando éstos prosiguen con la masacre y disparan a la mujer con el niño en brazos, varía la ambientación musical que seguirá con un ritmo más sosegado, con una melodía triste y trágica, que simboliza la desolación, el miedo, el dolor y la derrota, además de la expectación por cómo va a acabar la masacre.
      
Plano Medio
     La secuencia adquiere un valor simbólico teniendo su concepto del montaje eligiendo imágenes específicas,  en este caso la matanza de personas inocentes, y ordenándolas en una secuencia dinámica de contrastes, conflictos y movimientos. El cineasta soviético logra transmutar una sencilla línea narrativa en una profunda experiencia emocional y una atrevida declaración política de la Rusia zarista de principios del siglo XIX. Por este motivo la cinta fue censurada durante algún  tiempo en algunos países como Alemania, España o Estados Unidos.
        Si analizamos la sintaxis cinematográfica de la obra en su conjunto se puede decir que está dotada de cohesión, unidad y que el recurso a los contrastes es uno de los aspectos más destacados de su autor. Vemos como la sintaxis fílmica se construye mediante la repetición insistente de planos que se van alternando, mostrando un paralelismo entre dichos planos y una simultaneidad cronológica que alarga el tiempo real y crea un tiempo psicológico más dilatado.
Primerísimo Primer Plano
           El autor soviético utiliza la alternancia de planos buscando el contraste, lo que vendría a ser un montaje de choque. No obstante, tal y como el mismo propone, también podemos hablar de un montaje rítmico y tonal que alcanza la mayor tensión mediante la aceleración de planos, el sonido emocional o el tono de cada imagen. Eisenstein considera que existe una analogía entre el proceso de montaje y los mecanismos psíquicos del hombre. Con este montaje lograr impactar al espectador, conmocionarle con las imágenes, el ritmo narrativo y su combinación magistral. El ritmo va acelerándose gradualmente hasta alcanzar un tono de muerte y de catástrofe. Plantea combinaciones de planos, con diferentes conflictos, que generan una respuesta emocional en el espectador. A diferencia del cine americano aparca, por momentos, el eje de relación, la continuidad o el salto progresivo entre planos, primando el ritmo y el choque para acentuar la noción de conflicto.
        También puede hablarse de montaje intelectual por la carga simbólica que adquieren determinados elementos. Se podría decir que las imágenes trascienden lo narrado para expresar conceptos más amplios. Un ejemplo de ese proceso de simbolización lo percibimos en el niño del cochecito, que se convierte en el paradigma de víctima inocente o la anciana de las gafas que viene a encarnar la esperanza del pueblo aplastada. Factores que enriquecen el relato  y confieren nuevos significados superpuestos a los que se ofrecen a simple vista.


FUENTES CONSULTADAS
FERNÁNDEZ CASTRILLO, C.:  Manual de Narrativa Audiovisual, Madrid:Ediciones CEF, 2011. 
FERNÁNDEZ SANTOS, A.: "La escalera de Odessa", en diario El País, 26 de agosto de 1977.
MARTÍNEZ-SALANOVA SÁNCHEZ, E.: “Sergéi M. Eisenstein. Director, guionista” en http://www.uhu.es/cine.educacion/cineyeducacion/figuraseisenstein.htm